Los compuestos que conforman el líquido anticongelante tienen la capacidad de regular la temperatura del motor del coche para que pueda funcionar bajo unos grados idóneos. Concretamente, el líquido refrigerante se encarga de absorber el calor del propulsor para conseguir que no se sobrecaliente y al mismo tiempo, evita que el sistema se congele durante los meses que hace más frío. Pero además, la importancia de este líquido va mucho más allá: actúa frente a la corrosión y oxidación de las piezas que provoca el agua, lubricando y protegiendo, así como limpiando todos los componentes internos. Esto significa, por tanto, que el líquido anticongelante previene el deterioro prematuro de las piezas, y los consiguientes problemas a los que puede dar lugar. Teniendo en cuenta la importancia que tiene en el funcionamiento del motor y en la prevención de averías, es fundamental saber cada cuánto hay que cambiar el líquido anticongelante.
¿Cada cuánto tiempo o kilómetros es necesario cambiar el líquido refrigerante?
Para responder a esta cuestión, lo más recomendable es consultar el manual de mantenimiento del vehículo, aunque por norma general es preciso realizar el cambio del líquido anticongelante cada 40.000 kilómetros o cada dos años para asegurarnos de que está realizando sus funciones correctamente. No obstante, siempre es conveniente realizar una revisión del mismo cada 20.000 o 30.000 kilómetros para comprobar que no está sucio, por debajo del grado de congelación o con cualquier otra anomalía, en cuyo caso será necesario cambiarlo. Además, también hay que tener en cuenta que existen distintos tipos de anticongelante y que según sus propiedades, será preciso sustituir el líquido antes o después. En el caso de un líquido refrigerante orgánico que incluye elementos más duraderos, el cambio se puede alargar hasta los 80.000 kilómetros o 5 años.
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